Arquitectura Micénica
Como elemento destacable de la arquitectura Micénica están
las fortalezas
Las principales villas micénicas estaban fortificadas. Pueden
estar situadas sobre una acrópolis, como Atenas o Tirinto, sobre una colina,
como Micenas, o frente al mar como Pilos.
Aparte de encontrarse fortalezas en las ciudadelas también
se construían en enclaves aislados que servían un propósito de control militar.
Las murallas micénicas suelen ser de tipo “ciclópeo”,
construidas en grandes bloques que posteriormente se apilaban.
Diferentes tipos de entradas y salidas fueron empleadas,
como las puertas monumentales, las rampas de acceso o incluso puertas secretas
y galerías abovedadas para huir en caso de asedio.
Los Palacios
Cumplían la función de centros de administración de los
estados micénicos, similares a los palacios minoicos y a residencias de la
Grecia Continental del periodo Heládico Medio.
Estaban organizados alrededor de un conjunto de patios donde
desembocaban diversas salas, y la más importante de estas, el “megarón, la sala
del trono, en el lado izquierdo de una sala circular que solía contar con
cuatro columnas.
Los edificios consistían solo de una planta y contaban con gran
cantidad de frescos.
Prácticas Funerarias
La inhumación era la práctica funeraria más común. Se
enterraba a los difuntos bajo las zonas residenciales o en cementerios en su
exterior, o a veces en Tholos. Estas costumbres se remontaban a las culturas
indoeuropeas y de los Kurganes. Las tumbas individuales son en forma de cista
con un perímetro de piedras.
Las tumbas más monumentales son las reales, como la de
Agamenón en Micenas, que tiene forma de Thólos.
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